Como psicóloga, he aprendido que la salud mental no es algo que se limita a una consulta o a una sesión de terapia. Es un proceso integral que involucra nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestra espiritualidad. Por eso, me interesa abrir espacios donde podamos conversar sobre otras formas de acompañar ese bienestar que tanto necesitamos, incluyendo herramientas como el Pilates, que también puede tener un impacto profundo en la salud mental.
En esta oportunidad, quise entrevistar a Camila Delgado, profesora de Pilates y Danza, con quien comparto una mirada profunda y respetuosa sobre el movimiento. Juntas exploramos cómo el Pilates y la salud mental están estrechamente relacionados, y cómo esta práctica puede ser mucho más que una actividad física: una herramienta de autoconocimiento, regulación emocional y reconexión con nosotras mismas.
¿Qué es el Pilates y por qué va más allá del ejercicio físico?
El Pilates es un método de movimiento creado por Joseph Pilates en el siglo pasado. Nació con una fuerte influencia del ballet, el judo y otras técnicas corporales, y con el tiempo fue integrando una filosofía propia. Lo interesante es que, aunque muchos lo asocian con el fitness, en realidad es una práctica profundamente consciente, que busca integrar mente y cuerpo a través del control, la respiración y la concentración.
Camila lo define como un espacio de exploración interna, donde cada movimiento tiene un sentido y un enfoque. No se trata solo de «hacer ejercicio», sino de sentir, habitar y conocer nuestro cuerpo desde un lugar amable y respetuoso.
Los 6 pilares del método Pilates: cuerpo, mente y respiración en sincronía
Durante la entrevista, Camila explicó los seis fundamentos del Pilates, los cuales me parecieron muy coherentes con los principios del trabajo terapéutico:
- Respiración consciente: Inhalar por la nariz y exhalar por la boca, acompañando cada movimiento. Es una forma de estar presentes, de conectar con el aquí y el ahora, y de regular nuestras emociones.
- Concentración: Poner atención en cada gesto, en cada sensación corporal. Vivimos tan expuestos a estímulos y automatismos, que aprender a enfocarnos puede ser en sí mismo un acto terapéutico.
- Control: Moverse con precisión, sin brusquedad. El cuerpo aprende a sostenerse desde el equilibrio interno, y eso también se traduce en lo emocional.
- Centro: Lo que en Pilates se conoce como «power house» o «core». Activar la faja abdominal, el suelo pélvico, la espalda baja y los glúteos para sostenernos desde dentro.
- Precisión: Entender cómo ejecutar cada movimiento de forma correcta, evitando repeticiones automáticas. La precisión permite que el movimiento sea eficaz y respetuoso con el cuerpo.
- Fluidez: Lograr que los movimientos fluyan como una danza, sin rigidez, sin cortes. La fluidez nos enseña a soltar, a confiar, a movernos con elegancia incluso en lo cotidiano.
Si prefieres, puedes ver la entrevista completa en mi canal de YouTube haciendo clic aquí: Ver en YouTube
Beneficios del Pilates en la salud mental y emocional
A lo largo de la conversación con Camila, fui notando que muchos de los beneficios que ella observa en sus clases coinciden con lo que buscamos en terapia: mayor autoestima, presencia, regulación del ánimo, liberación del estrés, y una mejor relación con el cuerpo.
Camila menciona cómo muchas personas llegan a Pilates con dolencias físicas (como lumbalgias crónicas) y se van encontrando con algo mucho más profundo: se sienten capaces, se sienten bien, se sienten vivas. Y eso, sin duda, impacta en su salud mental.
Desde mi experiencia personal, puedo decir que he llegado a clases de Pilates muy cansada, estresada, y he salido con una sensación de ligereza, de calma, de felicidad incluso. El movimiento tiene ese poder: transforma.
¿Para quién está recomendado el Pilates?
Una de las cosas que más valoro del Pilates es su adaptabilidad. Camila lo explica muy bien: es una práctica receptiva a todos los cuerpos, sin distinción de edad, género o condición física. Puede ser practicado por personas mayores, por mujeres embarazadas, por quienes tienen lesiones o están en rehabilitación, y también por quienes simplemente quieren cuidarse y sentirse mejor.
Lo importante es tener una guía adecuada, que comprenda la filosofía del método y pueda acompañar los procesos individuales de cada alumno o alumna.
El Pilates como espacio de autoconocimiento y rutina de bienestar
A medida que profundizábamos en la entrevista, surgieron ideas que me parecieron bellísimas. Por ejemplo, cómo el Pilates puede convertirse en un hábito de autocuidado, en ese momento de la semana que te reservas solo para ti. Un espacio para estar presente, para escucharte, para soltar las tensiones y recordarte que tu cuerpo también necesita ser habitado con amor.
Camila habló también del movimiento como misterio. A veces es placer, otras veces es desafío, otras es reconocimiento. Lo cierto es que cada gesto, cada respiración consciente, puede ser una puerta de entrada al bienestar integral.
En conclusión
El Pilates no es solo una serie de ejercicios. Es una filosofía que nos invita a vivir en atención, en presencia, en escucha. Y en tiempos donde la prisa, el estrés y la desconexión son parte de la vida cotidiana, reconectar con nuestro cuerpo puede ser un verdadero acto de sanación.
Recomiendo profundamente esta práctica a quienes buscan sentirse mejor, no solo físicamente, sino también emocional y energéticamente. Porque como dijimos al final de la entrevista:
«El movimiento puede ser medicina. Y puede transformar toda tu vida”.
En Terapia y Salud te acompañamos desde un enfoque psicológico y humano, integrando mente, cuerpo y emociones.
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